Madrid, Reykjavik.
Tan lejana y tan cercana queda a los españoles la situación de este país-isla del norte de Europa.
Allí, la grave crisis económico-financiera que día a día arrecia ha llevado a un estallido social.
Allí, con el 5% de paro la gente salió a la calle. Las protestas pacíficas subieron de tono reclamando la renuncia del gobierno y nuevas elecciones. Al primer ministro le llovieron rollos de papel higiénico, zapatos, bolas de nieve y huevos.
Los ciudadanos islandeses critican a sus autoridades que “actúan como si no existiéramos”. Iniciaron las privatizaciones en los 90 y promovieron una política “agresiva y audaz” de inversiones, acorde decían, “con las raíces vikingas” en el período de auge de la burbuja financiera. El gobierno islandés abrazó el neoliberalalismo y privatizó los bancos que, hasta ese momento eran todos estatales. Los nuevos banqueros comenzaron a comprar empresas, hipotecarlas después para obtener préstamos en el exterior. Al poco tiempo estaban invirtiendo en el exterior hasta los fondos de pensiones depositados en sus bancos en una espiral de hipotecas y nuevos préstamos. Al poco tiempo sobre el papel, Islandia tenía el producto nacional bruto por habitante, un 50% más alto que el de Estados Unidos. La isla nórdica de los geiser era un gigante económico, pero la crisis financiera esfumó los fondos. Islandia pasó a ser el primer país en bancarrota.
Allí los tres principales bancos del país, se hundieron por las restricciones de crédito y la banca ha sido nuevamente nacionalizada. La presión popular concentrada en tres días de protesta han llevado al primer ministro a dimitir y anunciar elecciones anticipadas para el 9 de mayo.
Aquí la “leve desaceleración” se ha convertido en huracán de 3.128.963 parados, (14% de la población en edad de trabajar), y situaciones límite como la de 800.000 familias que entre todos sus miembros suman de ingresos al mes cero euros. Aquí, el Gobierno en sus comunicados oficiales tiene la cara dura de tratar de engañarnos diciendo que en 2010 se vislumbra el horizonte del comienzo de la recuperación.
Aquí el gobierno absurdamente sale con dinero público en auxilio de una banca que año tras año aumenta su beneficio. Una banca que cierra el grifo del crédito a las familias. Aquí cuando el nuevo coordinador general de IU Cayo Lara (única voz crítica con la situación) plantea una huelga general, a punto lo estuvieron de fusilar.
No hay paralelismo porque no es lo mismo, pero al final, aquí como allí; el Gobierno actúa como si no existiésemos, pero la realidad es que la crisis la pagamos los trabajadores. La crisis empezó en los países del norte; La contestación social también y aquí como allí va llegando la hora de salir a la calle.
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