El viaje del elefante "es un libro donde no se notan ni los 86 años ni la enfermedad que he tenido que soportar", asegura José Saramago. Es por esa circunsatancia por lo que la obra tiene para él especial importancia ya que se ha demostrado que a pesar de todo mantiene su vitalidad creativa.
La historia trascurre a mediados del siglo XVI el rey Juan III ofrece a su primo, el archiduque Maximiliano de Austria, un elefante asiático. En la novela (aunque para Saramago se trata más bien de un cuento largo) tiene lugar el viaje épico de un elefante llamado Salomón. Llega diez años después de la concesión del premio nobel, y su elaboración fue interrumpida por la enfermedad cuando prometía ser "una metáfora de la propia vida humana". Una vez recuperado logró finalizarla, lo que fue todo un reto para el autor. La obra, ya ha visto la luz en Portugal y Brasil, estará disponible mañana en nuestras librerías.El viaje del elefante es una combinación de hechos reales e inventados que nos hace sentir la realidad y la ficción como una unidad indisoluble, como algo propio de la gran literatura. Una reflexión sobre la humanidad en la que el humor y la ironía, marcas de la implacable lucidez del autor, se unen a la compasión con la que José Saramago observa las flaquezas humanas.
La historia trascurre a mediados del siglo XVI el rey Juan III ofrece a su primo, el archiduque Maximiliano de Austria, un elefante asiático. En la novela (aunque para Saramago se trata más bien de un cuento largo) tiene lugar el viaje épico de un elefante llamado Salomón. Llega diez años después de la concesión del premio nobel, y su elaboración fue interrumpida por la enfermedad cuando prometía ser "una metáfora de la propia vida humana". Una vez recuperado logró finalizarla, lo que fue todo un reto para el autor. La obra, ya ha visto la luz en Portugal y Brasil, estará disponible mañana en nuestras librerías.El viaje del elefante es una combinación de hechos reales e inventados que nos hace sentir la realidad y la ficción como una unidad indisoluble, como algo propio de la gran literatura. Una reflexión sobre la humanidad en la que el humor y la ironía, marcas de la implacable lucidez del autor, se unen a la compasión con la que José Saramago observa las flaquezas humanas.
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